FLASH LITURGICO:
¿Quién pronuncia la doxología?
Afortunadamente,
parece que de unos años para acá, se ha asumido que los concelebrantes deben
recitar en voz baja los textos de la plegaria eucarística que dicen
simultáneamente, «para que se pueda oír claramente la voz del celebrante principal»
(IGMR 218).
Ahora
bien, en cuanto el presidente de la celebración empieza el Per ipsum, en muchas ocasiones parece
que a todos los concelebrantes les hayan dado a la tecla del volumen, y
recitan o cantan la doxología como si les fuera en ello la vida.
¿Es
así como hay que proceder? Pues, francamente, no. La Institutio del Misal, en el número 236 lo dice clarito, clarito: «La doxología final de la plegaria eucarística
la pronuncia solamente el sacerdote principal y, si parece bien, juntamente
con los demás concelebrantes, pero no los fieles».
O
sea que el documento privilegia que este texto tan solemne sea pronunciado
sólo por el que preside; y simplemente concede que lo pronuncien los demás
concelebrantes, si parece bien; es decir, como haciendo una concesión
circunstancial, y siempre recordando lo que prescribe el número que citábamos
primero: «Los textos que dicen simultáneamente
todos los concelebrantes... los recitan... en voz baja». De esta forma se
destaca mucho mejor, en significación mistérica, que uno solo es el que preside
nuestra liturgia, el Cristo Señor.
Si
queremos, pues, que nuestra liturgia sea expresiva, y que la participación
activa sea a la vez consciente, a veces habrá que pronunciar en voz alta y
bien clara, y otras -como es el caso- será mejor callar y subrayar con nuestro
silencio la palabra pronunciada con plenitud de sentido.
A
discernir cuándo conviene una cosa o la otra nos ayuda, no poco, los libros
litúrgicos. ¡Que para eso están!.
Espera el próximo… ¡es una nota!
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