jueves, 16 de febrero de 2012

¿PUEDEN LOS NIÑOS RECIBIR LA CENIZA?




La liturgia romana inicia desde hace siglos el ciclo cuaresmal con la bendición e imposición de la ceniza. Antes se realizaba únicamente sobre los penitentes públicos y tenía lugar antes de la Misa; ahora tenemos la costumbre de imponerla a todos los fieles y generalmente su rito de bendición se tiene dentro de la misa.  Tiene además una doble fórmula que se puede ir alternando: “Recuerda, hombre que eres polvo y en polvo te convertirás” (la más antigua) o bien: “Conviértete y cree en el Evangelio”.

El uso de la ceniza como signo de conversión, tristeza o caducidad tiene una larga tradición religiosa. Encontramos alusión a su imposición sobre la cabeza por ejemplo, en 2 Samuel 13,19; el libro de Judit 4,11; en Jonás 3,6 y I Macabeos 3,47. Aunque no hay referencia específica a los niños en estos textos, algunos sugieren su inclusión en cuanto a las prácticas penitenciales.

El Misal romano mismo ofrece poca luz en cuanto a la pregunta de este flahs, pues no hace ninguna alusión a quién puede recibir la ceniza y quién no. Los textos litúrgicos hablan de las cenizas como un signo de nuestra conversión, relacionando así este rito con la tradición bíblica de mostrar visiblemente a los demás el propio compromiso de cambio de vida.

Quizá una buena fuente para responder sea el Ritual del Bautismo de niños. En él se ofrece un rito para ungir con el óleo de los catecúmenos a los niños, después de una oración de exorcismo. Aunque el niño es incapaz de culpabilidad y de una comprensión plena, tiene con todo sentido orar para que los niños sean preservados del mal en ese mundo, tanto en sus influencias personales externas como internas. Tiene sentido también invocar la fuerza de Dios para cada niño. Y esto es lo que hacen las oraciones del exorcismo y de la unción.

Los textos del Miércoles de Ceniza reconocen que las cenizas tienen un doble simbolismo. Son símbolo de nuestra fragilidad y mortalidad (“acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás”) y que a la vez simbolizan la reorientación de nuestras vidas conforme a los caminos de Dios (“y cree en el evangelio”). Por una parte, estas instancias son oraciones apropiadas que pueden dirigirse a personas de todas las edades, los ancianos y los más jóvenes. Hay pocas cosas en nuestro mundo que partan el corazón como la muerte de un niño pequeño. Y, sin embargo, es una realidad que existe, y la imposición de la ceniza puede ser un momento para que las familias y las comunidades se den cuenta que tampoco los más jovencitos están inmunes de la realidad de que "se convertirán en polvo". No hay nadie en el mundo que siga perfectamente las enseñanzas de Jesús, y por eso puede ser este un momento bueno para que las familias y comunidades se den cuenta de que deben ayudar a otros, incluyendo a los más jóvenes, a aprender a "creer en el evangelio".

El problema que existe con un rito como el de la imposición de la ceniza es que, en ciertas culturas, está revestido con una devoción que raya en la superstición. Los ritos litúrgicos son acciones de fe que tienen la intención de alimentar la fe: nunca son mágicas. Que los niños reciban o no la ceniza es un interrogante casi secundario comparado con el de si los adultos reciben este "sacramental" con fe, significando el comienzo de un período de oración y conversión, más que como un amuleto que los hace, sin mayor esfuerzo, “santos”.
Así pues, si con fe esos niños son presentados por sus padres o se acercan con disposición para el cambio de actitudes… yo les impondría la ceniza para iniciar la cuaresma.
                                                                        No te pierdas el próximo flash…¡es una nota!.

3 comentarios:

mi bebe no la e bautizado aun, puedo normalmente recbir la santa ceniza

Gracias, por su información me fue de mucha utilidad, lo voy a compartir en mi catequesis con los niños

A los niños se les puede poner la Ceniz

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