miércoles, 4 de julio de 2012

¿UN MINISTRO PARA LAS HOJAS DEL MISAL?


FLASH  LITURGICO QUINCENAL

¿Un ministro para las hojas del misal?




No es difícil observar, especial­mente   en   liturgias   presididas por un obispo, que un minis­tro         -suele ser un diácono- se acerque al  altar para llevar a término la dificilísima misión de pasar página del  misal.  Es decir,  algo  que  debería  pasar inadvertido,   ya   que  no   tiene contenido     sacramental     nin­guno,   sino   sólo   práctico,   se convierte en un momento casi solemne:  el  diácono  en  cues­tión, ojo avizor, está atento a la línea que la pupila episcopal va leyendo, para acercarse ni antes ni después, y poder así, en pun­tual gesto, introducir su alar­gado brazo hasta tocar el misal y    habitualmente apartando al «concelebrante-chicle» (dícese del que está pegado como tal al presidente) con un suave y fraterno empujoncito-, cumplir la ímproba misión de girar la hoja del misal.



Así pues, quien participa en la misa, tiene motivos de distrac­ción bien definidos en todo este movimiento, el cual se repite tantas veces como sea necesa­rio. Y el fiel que ve todo esto se pregunta ingenuamente: ¿tendrá artrosis aguda en los dedos el señor obispo o este padrecito que le impida dar la vuelta a una hoja de papel? O sea que la preocupación por la salud del prelado surge inmediata ante esta escena. Y decimos prelado, pero a veces no hace falta serlo para que se pueda observar lo descrito, sino simple presbítero, aún el formador de seminario.



Pero, ¿qué dicen al respecto los libros litúrgicos? Pues bien poca cosa, como es normal, tratándose de algo tan nimio. En la Institutio del misal leemos esta breve indicación en el n. 179: «Durante la Plegaria eucarística, el diácono está en pie junto al sacerdote, un poco retirado detrás de él, para ayudar cuando haga falta en el cáliz o en el misal». Algo parecido leemos en el n. 215, en el apar­tado de la misa concelebrada: «El diácono desempeña su oficio cerca del altar en los momentos de ayudar, si es necesario, con el cáliz y el misal». En este mismo sentido se había expresado ya el Ceremonial de los Obispos, en el n. 153.



O sea que, los textos citados nos hablan de un diácono que está junto al sacerdote -sea obispo o no- para ayudar cuando haga falta, o también, si es necesario, en el cáliz o en el misal. Se trata, pues, de servir cuando realmente se precise. Y por lo que respecta al misal, este momento necesa­rio puede ser cuando haya que encontrar un texto específico, que es posible que el presidente en ese momento no tenga loca­lizado (aunque también tiene tela que un obispo o un presbí­tero no sepan manejar con soltura el misal), pero realmente no parece que la Institutio se refiera al simple pasar hoja como una ayuda necesaria.



Alguno podrá objetar que, haciéndolo así, se evita que el sacerdote tenga que bajar los brazos en la oración, a lo que respondemos que la naturali­dad del rito litúrgico incluye también estos gestos necesarios, y que bajar los brazos alguna vez es, incluso, un alivio para el orante, y no supone más inte­rrupción que el movimiento de una persona al lado del sacer­dote pasando páginas.



Mensaje, pues, para los solíci­tos diáconos de nuestra comunidad y los celosos "cere­monieros" de turno: ninguna rúbrica obliga a pasar las hojas, sino que puede hacerlo tranquilamente quien tiene el misal delante y está presidiendo; es lo más normal del mundo.



¡Que un presbiterio no es el salón de té de la tarde en casa de una distinguida señora sonsoneña!.








1 comentarios:

MUY INTERESANTE EL FLASH, PUES EN MÁS DE UNA OCASIÓN, HEMOS CRITICADO A NUESTROS POBRES DIÁCONOS EN EL SEMINARIO, TACHÁNDOLOS DE "DORMIDOS" POR NO PASAR LAS HOJAS DEL DICHOSO MISAL. AQUÍ NOS DAMOS CUENTA PUES QUE NO ES UNA FUNCIÓN NECESARIA DEL DIÁCONO Y QUE QUIEN ESTÁ PRESIDIENDO LO PUEDE HACER SIN NINGÚN PROBLEMA. BUEN FLASH QUE NOS ENSEÑA A VER LO QUE REALMENTE ES LITÚRGICO Y LO QUE NO... SEGUIMOS UNIDOS EN LA ORACIÓN PADRE Y MUCHAS BENDICIONES EN SU MISIÓN EN MICHIGAN. GOOD EVENING.

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